QUÉ MANERA DE HABLAR AL PEDO

Me acuerdo el escándalo que armaron cuando Cristina dijo - desafortunada frase - que habían tenido al fútbol secuestrado o desaparecido, allá cuando se armó el fútbol para todos.
Pero a los escandalizados no parece molestarles usar mal las palabras, gastarlas borrándoles el significado. Además de habernos perdido el respeto a todos nosotros, también le pierden el respeto a las palabras. Las palabras se enferman de cómo ellos las usan.

Legrand llama “dictadura” al gobierno de Cristina porque no impide que Luppi diga lo que piensa de ella.

Carrió (cuándo no) llama “golpe de estado” a la propuesta del oficialismo de que Caamaño deje de presidir la Comisión de Asuntos Constitucionales, después del cachetazo a Kunkel.
También, la mandarina fanática llamó “pacto de Olivos” a que la UCR diera quórum para tratar el presupuesto y “Banelco de Cristina” a las denuncias inventadas de ofrecimientos económicos (a veces eran 50 mil pesos, otras veces 50 mil dólares o también 500 mil… cualquiera!)

Y Lanata llama “patota” a los artistas que se expresan a favor del gobierno. Como si la palabra “patota” no tuviera (además de la connotación de violencia, gordos con cadenas, cagando a palos a todo el que se cruce) la carga de haber sido usada en la dictadura, para los grupos de tareas.

Llama “voceros oficiales” a los artistas que comparten el rumbo del gobierno. (Atrás, está la idea de que cobran, obvio… nadie puede estar de acuerdo con este gobierno, a menos que le paguen)

(No voy a agregar el You Tube del gordo garca, -que gentilmente me manda Severian para que me envenene- porque no quiero hacerle más propaganda a su programa de mierda y tampoco quiero que les duela la panza, queridos amiguitos…)

Lanata cree que es de buen periodista criticar a Luppi (“lleva 30 años actuando de sí mismo”), Florencia Peña (“bajó de la Sierra Maestra hace 8 minutos y ahora es revolucionaria”), Andrea del Boca (“lloraba más que Cristina, en el velorio de Kirchner”).

Dice en medio de sus bufidos y sonoridades respiratorias: “habitualmente no hablo de la vida privada de los demás”… Y ahí se manda al mejor estilo Jorge Rial, a decir cosas muy jodidas de la vida privada de Federico Luppi.

Dice que Luppi era señalado como golpeador y que tiene un hijo no reconocido en Uruguay. (Ante cada revelación “rialesca” pone cara y mira largos segundos a la cámara… como Carrió.)

En defensa de Legrand, dice que es curioso que alguien que abandona a un chico de 11 años, diga que otro es “pobre de espíritu”… alguien que “discute plata con un nene de 11 años” y lo califica de “cobarde incapaz de reconocer a un hijo”. Y ahí nomás, sin descanso, dice que las declaraciones de Luppi “son violentas”

Mirá el nivel de este gordo pelotudo!!

Después vomita una estúpida perorata acerca de las mayorías que no respetan a las minorías y no se puede así convivir. Sin nombrarla, se suma al coro del estáblishment en la defensa de la Legrand, que de convivir y de respetar sabe bien poco.

Este blog “habitualmente no habla de la vida privada de los demás”… pero hay que decir que tuvo el matrimonio más corto de la historia de la humanidad con Silvina Chediek, a la que cagaba a palos, cuentan las malas lenguas.

Como jefe o compañero de trabajo, Lanata es una perfecta mierda, no dudó en expulsar de su programa de TV a Marcelo Zlotowiagzda y Adrián Paenza cuando vio que el raiting crecía a picos interesantes, durante las intervenciones de ellos.

Para qué vamos a hablar de su desembarco en el teatro Maipo… o del abandono del diario Crítica…

Siempre se saca esas fotos posando como interesante… y da más lástima que risa.

Mi amigo Jack Celliers me señala que me agoto rastreando las escalas más primitivas de la evolución biológica (los gusanos, las amebas, microorganismos cloacales, insectos dudosos) para darme cuenta -desolada- de que allí hay muchísima más nobleza que en ese conglomerado pesadillesco de maligna baba. Tenés razón, Jack… pero no puedo evitarlo.

...................................