“Posverdad” es un
término nuevo que se usa para describir un modo de manipulación de la opinión
pública, en el que se apela a creencias personales y a lo emotivo,
desconectándose de los hechos objetivos, de la realidad, de los datos duros,
con el objetivo de actuar sobre la realidad.
Para algunos -entre los que me incluyo- la posverdad es sencillamente una mentira,
una estafa. El problema es que muchos la
creen porque aparenta ser verdad y porque confirma su opinión sobre algo. La trampa es que no importa si es verdad o
no, mientras valide su opinión, y le permita actuar sobre la realidad como si
aquello fuera cierto.
Creo que esto empieza con un periodista estadounidense, Eric
Alterman, que habló de un "ambiente político de la posverdad" y acuñó
el término “Presidencia de la posverdad" para referirse a la presidencia
de George W. Bush.
Las declaraciones de Bush y sus ministros después del
atentado a las Torres, desconectaron a la opinión pública de los hechos de la
realidad y generaron una posverdad redonda y perfecta para sus intereses: Sadam Hussein tenía armas de destrucción masiva. Era un peligro, había que acabar con él.
Contaron, claro con la
inestimable ayuda de Tony Blair, José María Aznar y el inefable Silvio
Berlusconi.
Las armas de destrucción masiva, que no existían,
justificaron la invasión a Irak y el asesinato de Hussein. Para cuando se
descubrió que no existían las armas de destrucción masiva, ya se habían
cumplido todos los deseos de Bush &Co y todo era irrelevante. Hasta los
centenares de miles de muertos.
Esa gente se dio cuenta de que no necesitás hechos, ni que sea realidad, simplemente ¡podés mentir! ... Contando con un buen sistema de medios de comunicación,
podés hacer creer a la gilada lo que se te cante.
En el ámbito latinoamericano, Durán Barba escribió todo un
libro al respecto. “El arte de ganar” lo tituló. En ese libro se describen toda
clase de operaciones, manipulaciones, distorsiones, espionaje. Las herramientas
más indignas, repugnantes e impresentables.
Durán se jacta de haber provocado
el suicidio de un candidato, acusándolo falsamente de un abuso a un menor, o
algo por el estilo.
Recuerden cuando Daniel Filmus denunció que un mensaje
grabado preguntaba por teléfono a los votantes de la CABA qué pensarían si se
comprobaba que el padre de Filmus, que era aquitecto, era socio de Sergio
Shocklender.
El padre de Filmus, no era arquitecto, era un comerciante de
80 años en ese momento y no tenía ni el más remoto vínculo con Shocklender…
O
sea, la “posverdad” inventada por la empresa de Durán Barba y esparcida por
medio de su call center (Connectic SRL), no tenía ni un solo punto de contacto
con la realidad.
Filmus hizo una denuncia penal, debe haber una causa en
algún juzgado, pero el asunto es que perdió esas elecciones y Macri las ganó,
logrando su reelección.
No se puede
afirmar que perdió las elecciones por esa campaña sucia, pero sirve para
demostrar de qué son capaces. Lo que importó fue el hecho de hacer rodar una
versión, aprovechando el alboroto por Shocklender.
No son errores, ni una casualidad permanente.
Tienen el propósito deliberado de distorsionar o desinformar.
Es “el fin
justifica los medios”.
El mundo padece la posverdad. No creamos que esto es un
fenómeno argentino.
El referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la
Unión Europea (en 2016) fue terriblemente manipulado. La campaña a favor de abandonar la UE, usó
cantidad de falsos argumentos, como el cartel que reza que se mandaban 50
millones de libras diarias, que se podían gastar en otra cosa.
Ese argumento
apelaba a la autoestima altísima de los británicos… nosotros somos ricos, ellos
son pobres, los estamos manteniendo…
El debate filosófico respecto de si “los hechos” o “la
realidad” son cosas relativas… si “la verdad” es relativa, si todo es materia
opinable, todas esas discusiones no son accesibles a un público masivo. No
tienen ni la difusión ni despiertan el interés de las mayorías.
Las redes sociales… esas cosas de doble filo…
Por un lado tienen la capacidad de permitir
que nos enteremos de cosas que los medios de comunicación no nos informarían
jamás. Nos enteramos en vivo lo que pasa en cualquier lugar y en cualquier
momento, siempre que haya alguien con un celular filmando o tomando una foto y
subiéndola a Twitter o Facebook.
Pero está el otro
filo: una opinión reproducida miles o millones de veces, se transforma en algo
tan satisfactorio como un hecho. Eso es una posverdad.
Al macrismo le encanta discutir la cifra de los
desaparecidos durante la dictadura. Lo hacen a cada rato, Lopérfido, Avruj,
Gomez Centurión, el mismo Macri (“No tengo idea si son 9 mil o 30 mil los
desaparecidos. Es un debate en el que no voy a entrar"). Ajá.
Es angustiante y agotador tener que vivir explicando siempre
lo mismo: está confirmado por documentos que enviaron los propios militares asesinos
a la embajada de su madre patria, que para 1978 ya habían matado 22 mil
personas.
Y todavía tenían 5 años más por delante para seguir matando.
Esa es una posverdad perfecta: discuten un número, como si
9000 desaparecidos fuera una tontera, una nimiedad.
Siguen discutiendo una
cifra, a pesar de las pruebas, porque desean minimizar la tragedia nacional
provocada por la dictadura, a la que apoyaron y extrañan.
Eligen estar cerca del
verdugo y lejos de las víctimas.
La cifra precisa la saben los asesinos, amigos del macrismo…
son igual de cínicos con todo.
Las "noticias falsas" son moda. Todo el tiempo se
usan imágenes que pertenecen a otra cosa para instalar un tema, respondiendo a
la pura conveniencia política.
Como ejemplo, hace pocos días, en medio del
conflicto docente…
Pusieron al Call Center de Marcos Peña a reproducir esto
hasta el hartazgo por las redes sociales, hasta que alguien, se tomó el trabajo
de buscar… y la foto era sacada de la página de Mercado Libre…
Así que ahí, esforzadamente, hay que hacer circular la verdad
para derrotar esa mentira. Pero seguramente hay más de un Globerto que se quedó
con la imagen de que Baradel tiene un BMW
blanco.
Y te lo va a discutir hasta desgargantarse.
Los estrategas políticos de la posverdad quieren enseñarnos
a vivir sin verdad y sin hechos.
Piensan en los hechos de la realidad como algo
que elegimos en un supermercado y nosotros, los consumidores de hechos, optamos por la mejor oferta, la que más nos
conviene según nuestros intereses, la que más se adapta a nuestra escala de
valores, la que mejor satisface nuestro deseo de odiar o amar...
Te reducen 12 años de gobierno kirchnerista, a una frase
lapidaria: “se robaron todo”. Punto.
Se termina ahí. Ese es EL HECHO. Esa es LA VERDAD. Fueron al
supermercado de realidades y compraron esa realidad inmodificable e
indiscutible.
El consumo de hechos a voluntad es peligroso para la salud
mental, social y política del consumidor. Pero no les importa mucho que
digamos, porque se sienten reivindicados, confirmados y representados por esa
opinión, a la que consideran una verdad indiscutible.
Afecta su salud mental porque se convierten en energúmenos
repitentes de un puñado de slogans, que terminan no explicando nada y vaciando
todo de contenido.
Afecta su interacción social, porque con los únicos que
pueden conversar es con los que están de acuerdo con sus slogans, así que los repiten a
coro un rato… y termina siendo aburrido. Con la otra mitad de la sociedad, no
pueden hablar sin cagarse a puteadas.
Ni hablemos de lo que los afecta políticamente, porque
cuando se quieran acordar… van a estar otra vez en la lona, golpeando las
paredes como en el 2001. Lástima que nos habrán arrastrado a todos.
La mayor desventaja del consumo de hechos a voluntad es que
más temprano que tarde, el hecho comprado se autodestruye, por obra y gracia de
su naturaleza: PORQUE ES UNA MENTIRA.
Ponele: En el estante del super está la posverdad “hay que
dejar de subsidiar a los vagos, estoy harto de mantener vagos, garrálapala”. Al
lado está la posverdad asociada “hay que sincerar las tarifas, todo es una gran
mentira kirchnerista, para robar”
El usuario de posverdades va y compra. Ambas, porque es un
combo.
Y eso deriva en que le retiran el subsidio de la luz y del gas, del que
también él se beneficiaba. Y le aumentan el 1000% las tarifas. Así que ahora va
y paga mucho más de luz y de gas… pero paga callado.
Y aunque se da cuenta de
que compró falsificaciones, grotescas imitaciones de hechos de la realidad, y
que los compró porque le convenían para su desprecio y odio de clase… tal vez
se justifique pensando “pero al menos no están más estos negros en el poder”… y
aguantará así hasta que estalle y salga con un palo a golpear un portón
gritando “que se vayan todos”.
Ahí reside la mayor desgracia de esto: se va deteriorando la
confianza en las instituciones, en las estructuras, en la política, en los
políticos, en los medios de comunicación…
Y todo es beneficio para la
antipolítica. Nadie confía en nada… Nadie es confiable… Todo es mentira. La
verdad no existe… mi verdad, tu verdad… Individualismo a full.
El rol de los medios masivos es determinante.
Ya naturalizamos que un presidente tenga dinero no declarado
en paraísos fiscales.
Ahora hay que separar al Mauricio Presidente del Mauricio
hijo de Franco, empresario. Son dos personas diferentes, con diferentes
intereses… jajja!
Esa es la nueva
posverdad que nos están empujando por la garganta.
Andá a separar la harina del
pan, pelotudo!…
Nos espera una lucha cruel y mucha, como siempre.
Conocer al enemigo y sus subterfugios es importante para
derrotarlo.
No hay profundidad intelectual en estos tipos. No son genios
ni personalidades brillantes. No hay que esforzarse para descubrir lo que
hacen. No son tan inteligentes…
Son vivos, y carecen de escrúpulos.
Lo que hay, es una superficialidad, una estupidez, una
arrogancia de una sociedad de mierda que
ha encumbrado a estos tipos frívolos a un nivel que no merecen.
Ya pasamos cerca de este lugar en los 90… cuando uno salió a decir que era la muerte de
las ideologías, el fin de la historia.
Eso quisieran.
Estos últimos días dejaron descansar al demonio Baradel y la emprendieron contra el demonio Indio Solari, al que están linchando mediáticamente con una saña tremenda.
Me encantó cómo agradecieron las Abuelas al Indio,
por siempre participar de la lucha por la búsqueda de los nietos que faltan, y
el deseo:
“Que la verdad triunfe sobre la mentira”. Amén.
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Gracias, chica.
ResponderBorrarNo me va a creer, pero escribí un artículo entuavía inédito sobre este asunto. Apenitas esté publicado os lo muestro.
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ResponderBorrarGraciavó, Luis
Dormidano, es un tema que da para sacarle jugo, porque estamos TAN rodeados de posverdades...
Antes le llamaban relato, hoy le dicen posverdad. El que este libre de mentiras que tire la primera piedra
ResponderBorrarLa psicopatía de los mitómanos inescrupulosos solo necesita de una sociedad cautiva por una massa media perversa cuyos intereses concuerden con los del canibal. Excelente artículo compañera.
ResponderBorrar¿Por que das por sentado que todo el que votó al gobierno de Macri lo hace teniendo en cuenta: "le convenían para su desprecio y odio de clase…"?
ResponderBorrarPor que entonces también podemos decir que el que simpatiza por el gobierno anterior lo hace por que es un "vago, y espera todo del estado".
Das por sentado que el votante del Pro es un "globoludo manipulado" y por otra parte el votante kirchnerista es un pensante. No te das cuenta que hay manipulación desde los dos lados?, cada cual con su sistema de pensamiento al que cada cual adhiere?.
lástima que con este artículo no vamos a convencer ni a uno de la contra tratándolos de globoludos, etc.. ojo que la postverdad funciona para ambos lados.
ResponderBorrarInteresante artículo. Pero como está la pos verdad está el relato. Me consta de 1ra mano que muchos amigos K se robaron todo. De pobres auxiliares de estación de servicio a dueño de empresas sin tener ningún capital más que un amigo en el gobierno. Pero no hay que ser tozudo, hoy por hoy también se deben estar llenando los bolsillos otros amigos. Es decir, todos están en la misma. Lamentablemente ni los K ni los PRO lo van a reconocer...
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