El fiscal federal Federico Delgado le pidió al juez Daniel Rafecas que se investiguen las violaciones y abusos sexuales cometidos por los ex policías Julio Simón, "el turco Julián"

Samuel Miara, alias "Cobani" (en la foto, junto a los mellizos Reggiardo Tolosa, apropiados por Miara, posiblemente haya violado, torturado y asesinado a los padres)

y Juan Carlos Falcon (le decían Kung Fú por la ferocidad con que aplicaba sus patadas y conocimientos de artes marciales), a los comisarios Raúl González, Eduardo Kalinec, Gustavo Eklund y Luis Donocik, al oficial del Servicio Penitenciario Federal Juan Carlos Avena, al subcomisario Eufemio Uballes, a los oficiales Oscar Rolón y Roberto Sosa y a los oficiales de Gendarmería Guillermo Cardozo y Eugenio Apestegui.
¡Cómo me gustaría tener fotos de estos individuos, para escracharlos!!
Esto es en la megacausa por los crímenes cometidos en jurisdicción del 1er Cuerpo de Ejército, episodios ocurridos en el "Club Atlético" (que funcionó en los sótanos de la División Suministros de la Policía Federal, ubicado entre las calles Paseo Colón, San Juan, Cochabamba y Azopardo), "el Banco" (ubicado a 200 metros de la intersección de la Autopista Ricchieri y Camino de Cintura, La Matanza, y "el Olimpo" (que queda en Lacarra y Ramón L. Falcón, donde funcionaba la División Manteniento Automotores de la Federal)
Sádicos de mierda. Disfrutaban de disminuir a la mínima expresión la dignidad de los detenidos.
Ojalá que consideren la violación dentro de un centro de detención también como delito de lesa humanidad y que esto se desparrame a todo el país, porque fue una práctica totalmente común, considerando que hacían un grave daño al someter sexualmente a los secuestrados, un daño psicológico extremo, que se sumaba al daño físico.
Y para redondear el día, leo que en Mercedes, Corrientes, la directora de una escuela obligó a los alumnos a arrancar la hoja del cuaderno donde habían escrito la canción "La Memoria" de León Gieco...
Parece que un milico pelotudo, (estamos rodeados)... padre de un chico del colegio, se quejó. Y la directora de la escuela, prefirió censurar.
Al tipo le molesta la palabra genocidio, pero jamás le molestó la palabra tortura, ni violación... a la directora le molestan los problemas, así que se cagó en la palabra libertad, en la memoria, en sus alumnos y en la educación.