07 julio 2009

A LA GENTE PRO SÍ LE GUSTAN LOS POBRES

Cansada de la catarsis, y ante el consejo de amigos que me quieren bien, voy a reproducir lo escrito en el blog LOS DOS GALLOS, y basta de quejas.


A LA GENTE PRO SÍ LE GUSTAN LOS POBRES.

Si no les gustaran no los tendrían en sus casas, dejándolos tocar sus zapatos y manipular la vajilla a la hora del té.

Imaginate que no le gusten los pobres a ella. Los tiene por todos lados: en el asiento de adelante del auto; detrás del mostrador de los perfumes; allá domando la espuma de la mousse de limón que a cada rato se quiere sublevar y se escupe a sí misma fuera de la batidora.

Claro que le gustan los pobres a la gente pro. Y los negros. Cómo que no. ¿Y las fotos? Yo vi fotos.

Imaginate que no le gusten los pobres a él. Tendría que comprar una camisa detrás de la otra sólo por no permitir que alguno de los menos favorecidos cuide su ropa. Sería ridículo.

A la gente pro no le gusta el ruido de la muchedumbre. Los cuerpos amontonados maloliendo; cortando el paso; los chicos colgando de las tetas; tomando agua de las botellas de plástico...

¿A quién podría gustarle eso? A la gente pro.

La gente pro va a los boliches, donde una efigie corta el paso con un cordón de seda que se levanta sólo para dejar pasar a los pro, que se amontonan y apestan y toman agua de botellas de vidrio para matar la sed que viene adentro de las pastillas y se cuelgan de las tetas de plástico.
Pero no sólo a los pro le gustan estas cosas pro. Son muchos los que quieren los ojos claros y el bigote entrecano. El celular de una luca. El auto trompudo, tevé satelital. Las chicas quieren quedarse en casa sin trabajar, aunque tengan para un solo par de botas de Ricky (Total las van a usar sólo los fines de semana).

Conocí una empleada bancaria que manda sus chicos a un colegio privado de 400 pesos por mes (el 15 por ciento de su sueldo) para "estar tranquila sabiendo que van a tener amigos bien". Hay parejas que gastan el 50 por ciento del ingreso familiar en un alquiler, porque es en barrio norte. O en barrio sur. O en el centro. O "en el mismo edificio de fulano". Estos son los que hacen cola obedientes esperando resolver el enigma ante la efigie en la puerta del boliche.
Y también están los que no están ni cerca de poder sacrificar 350 mangos en una noche de bailongo. Entonces compran revistas de 3,50 que están llenas de fotos de gente pro que tiene puesta la camisa que ellos plancharon ayer. Y se sienten por eso útiles a la causa. Además, son la viva evidencia de que a la gente pro le gusta esta otra gente.

Está entonces la gente pro y la gente a la que le cae muy bien la gente pro.

Y estamos nosotros. ¿Nosotros venimos a ser la gente contra?

No entiendo muy bien por qué, si nosotros estamos a favor de un montón de cosas.

El acceso al agua potable; la alfabetización digital; la moratoria previsional; la seguridad social universal; la mejora del transporte público; las radios comunitarias; el fin de los monopolios en las comunicaciones; la promoción de la investigación y el desarrollo científico y tecnológico; la mejor salud, la salud pública; los aumentos a los jubilados; la recuperación de las empresas del Estado destruidas por el capital privado; el boleto estudiantil; el aumento del consumo; el acceso a la vivienda; las mejoras urbanas; la construcción y recuperación de las rutas; tributos altos para los de ganancias altas; el fomento del asociativismo; la recuperación de los clubes deportivos de barrio; la construcción de 700 escuelas por año...

Estamos a favor porque, ¿quién podría estar en contra de todo esto?

La gente pro

1 comentario:

Laura dijo...

Me pregunto, Pro, viene de Proceso, no? Cuanta guachada junta!

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