19 abril 2010

HABEMUS ADMISSUM VIOLÂTIÔNIS


A Maledicto Natzinger no le quedo más remedio… viene cobrando seguido desde que comenzó este 2010 negro para la Santa Madre Iglesia.

Todos sabemos que cuando se destapa una olla que tiene mierda acumulada por siglos adentro… la baranda es espantosa… y esta vez, la catarata de denuncias, parece no tener fin.

Repasemos:

Arrancó pidiendo disculpas y haciéndose el boludito por el escándalo de abusos sexuales, del cura Peter Hullermann. Cuando Male 16 era arzobispo de Munich, en 1980, fue responsable de decidir que Hullermann abusador de niños, no fuera denunciado a las autoridades civiles ni retirado de sus funciones: solamente lo cambiaron de parroquia, y ahí siguió sumando abusos y denuncias. Hasta obtuvo una condena por los abusos.

Sumando un escándalo por día, el diario The New York Times publicó una nueva denuncia contra nuestro amiguito Maledicto Natzinger, donde revelaron que en 1996, Male, que era un cardenal con mucha influencia en el Vaticano, evitó sancionar a un sacerdote estadounidense que había abusado de 200 chicos sordos, pese a que la Iglesia pedía su separación.

Y ahí empezaron las bajas de curas pedófilos, van dos obispos a los que Maledicto les tiene que aceptar la renuncia. Uno de ellos, el irlandés John Magee, había sido secretario privado de Pablo VI, Juan Pablo I y Juan Pablo II.

Tiene cara, eh?

Para este momento, empezaron a defenderse como suelen hacerlo los culpables, calificando de chismes las denuncias y así descalificando a los denunciantes

"Chismes mezquinos" dijo Male en la misa del domingo de Ramos y sostuvo que Dios da la fuerza para "no dejarse intimidar por las murmuraciones de las opiniones dominantes"Charlatanerías diabólicas” dijo, aunque reconoció que “en el interior del clero ha habido fallas”. (Fallitas nomás… algún pendejo bocón...)

El escándalo era internacional: abusos sexuales de menores en los que están acusados sacerdotes, en EE.UU., Irlanda, Alemania, Austria y Holanda… pero Maledicto 16 solo reconoce fallas. Y el resto son chismes y habladurías.
La cosa se puso más densa cuando se abrió una causa en Kentucky por tres presuntas víctimas de abusos sexuales, en la cual se pidió que Benedicto XVI comparezca ante el tribunal para declarar.

Los defensores vaticanos consideran que "el Pontífice, en cuanto jefe de Estado, goza de inmunidad diplomática”

Yo me pregunto… ¿¿¿¿¿se está refugiando en sus fueros????

Abril de 2010: arrancó con un nuevo escándalo en Alemania… un obispo golpeador.
El ultraconservador obispo de Ausburgo, Walter Mixa, personalmente designado por Male 16 fue acusado de golpear y maltratar a niños en el hogar St Josef de Bavaria, durante las décadas del ’70 y ’80.


El tipo les pegaba y los humillaba durante sesiones de castigo en el hogar.

El tipo, Mixa, refutó las denuncias catalogándolas de “absurdas, falsas y obviamente inventadas con el propósito de difamar personalmente al párroco”, hablando de sí en 3º persona, mientras que anunció el inicio de medidas legales contra los denunciantes (por mentirosos ahora los voy a cagar a palos y se me arrodillan en los maíces, hijos de puta).

A todo esto, llegó la Pascua y el Jueves Santo, y Maledicto en la misa televisada a lo largo y ancho del planeta, lanzó una férrea condena al aborto, pero ni una mención a la lluvia de escándalos sexuales.

“Los católicos no pueden aceptar las injusticias elevadas a derechos por las leyes, como los asesinatos de niños inocentes aún no nacidos”, exhortó la máxima autoridad de la Iglesia Católica en el mundo.

Ahí mismo, el diario romano La Repubblica denunció que la aparente indiferencia del Vaticano ante esos abusos no es nueva y publicó una carta, revelada por los abogados de la víctimas (durante 25 años) del reverendo Lawrence Murphy en California.

Acá está cuando era un guacho pistola y se cargaba a los pendejitos:

Y acá está con Male, cuando Male todavía no era papa y él ya no era más un guacho pistola.

La carta, fechada en 1963, era del reverendo Gerardo Fitzgerald, un sacerdote que se ocupaba de curas con “problemas morales” y estaba dirigida al entonces pontífice Pablo VI. En la misiva, el padre Fitzgerald le pedía al Papa autorización para remover a los curas con “impulsos sexuales dirigidos a menores”. Según los abogados de las víctimas, en aquel momento, como ahora, el Vaticano NO HIZO NADA.

La respuesta de la cúpula católica llegó por fin de la boca del cardenal Bagnasco, desde Génova.

Tengo un profundo sentido de traición y remordimiento por los crímenes de pedofilia, pero también un renovado empeño en no ocultar ni uno de esos delitos, sin esconder nada, sin temblores o minimizaciones”, prometió el cardenal levantando el dedito.

Lo mismo, el Vaticano denunció "una innoble operación difamatoria" contra Benedicto XVI
El Osservatore Romano, diario de la Santa Sede, sostuvo que las críticas hacia el Vaticano por su modo de enfrentar los abusos sexuales a niños, por parte de sacerdotes son "una burda propaganda contra el Papa y contra los católicos"… "ofensiva de los medios" que "apunta a desestabilizar al Papa, y a través de él a toda la Iglesia". "Mensajes de solidaridad" … "han llegado de todas partes del mundo", luego de la "campaña difamatoria construida alrededor del drama de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes".

O sea, admito, pero no admito. Hay curas abusando niños por todo el planeta, pero lo mismo es una campaña difamatoria.

En México, sigue provocando discusión el caso de los llamados Legionarios de Cristo, cuyo fundador, Marcial Maciel, fue acusado de abusar de menores, y además, de llevar una doble vida en la que habría procreado cuatro hijos. La organización reconoció públicamente, hace unos días, los “graves comportamientos” de su fundador.

Hace dos años, el papa Maledicto 16, alguna vez conocido con el apodo de “Rottweiler de Dios”, mostró su lado más amable en una peregrinación a Estados Unidos. Los expertos de la TV hablaron de su suave cabello blanco, de su sonrisa, su “gran calidez y sentido del humor”, dijo Thomas Noble, director del Departamento de Historia de la Universidad de Notre Dame.

(Con ese apellido… no me sorprende que considere cálido al témpano con cara diabólica de Male.)

Male entonces, lamentó "profundamente" los abusos de menores de edad cometidos en el seno de la Iglesia católica en la carta abierta dirigida a los obispos irlandeses y publicada en el Vaticano.
Para el 19 de abril de 2010, Maledicto 16 lloró y pidió perdón a victimas de curas pedófilos en la isla de Malta… de pasada criticó el divorcio y denostó el aborto.

En Malta, (una islita) según datos de la Iglesia Católica, 45 sacerdotes fueron investigados por abuso de menores. Las investigaciones llevaron a que 19 acusaciones fueran declaradas “sin fundamento” y otras 13 siguen abiertas. Cuatro sacerdotes fueron sometidos a proceso canónico, declarados culpables y reducidos al estado laical.

Pero, como no pueden con su genio, el 15 de abril el cardenal Tarcisio Bertone, segundo en autoridad luego del Papa, vinculó la pedofilia con la homosexualidad, mientras se probaba el mantel de la abuela.

El cardenal Bertone afirmó en Chile que “muchos psicólogos, muchos psiquiatras, han demostrado que no hay relación entre celibato y pedofilia, pero muchos otros han demostrado, y me han dicho recientemente, que hay relación entre homosexualidad y pedofilia. Esto es verdad, éste es el problema”, dijo sin ruborizarse


O sea, el problema son los putos de mierda que se ordenan curas…

Así que Maledicto XVI llamó a los cristianos a "hacer penitencia" y a "reconocer los errores", pero criticó "los ataques del mundo que hablan de nuestros pecados".

Los pecados tuyos, Male, de ustedes… no míos. Yo jamás abusé de un niño…

Y ahora publicaron una guía que recomienda denunciar los abusos sexuales cometidos por sacerdotes, ya que acaban de decidir que desde ahora no siguen protegiendo curas pedófilos y dicen que deben ser denunciados ante la Justicia.

Mirá vos, qué avance, no?


Y bueh…
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18 comentarios:

Severian dijo...

Es difícil opinar sobre esto sin correr el riesgo de alimentar el moral panic en el que hoy vivimos en todo lo que respecta a la sexualidad por debajo de la edad legal. Un hilo finísimo separa la crítica centrada, de la indignación de señora gorda.

Sin negar que hay cosas ciertamente terribles (que se yo, por ejemplo ese tipo que fue noticia en no se que paraíso de la democracia europea, que secuestró, violó y mató varias nenitas) también es cierto que hay otras que son sin dudas ridículas (la maestra patagónica que terminó en la carcel por tener una relación con uno de sus alumnos de diecisiete años, a quien no creo que ese par de polvos le hayan amargado la vida ni muchísimo menos). En el medio hay un espectro continuo de comportamientos y situaciones, que se choca de frente con una visión legal rígida de una edad de consentimiento bien definida, y de algunos actos morales versus otros inmorales.

En el caso de la iglesia, lo condenable son para mí dos cosas. La primera es el abuso de poder: los niños que se cargó el padre Grassi no tenían un mundo fuera del de los hogares, no podían hacer otra cosa sino aceptar cualquier condicion que él les impusiere. La segunda es la increíble hipocresía: la iglesia católica se atribuye altura moral para dictar las normas sexuales con la que deberían comportarse el resto de los mortales, los que no somos católicos incluídos, y luego no las cumple.

En este último sentido se podría decir que hoy la iglesia es víctima del éxito de su propia prédica: han generado un horror tan ciego hacia la sexualidad, que hoy cualquier cura que se manifieste como un ser sexual, incluso si lo hubiere hecho sin abusar de su poder, es señalado con el dedo. Que se jodan.

Laura dijo...

Yo creo que hay una lógica implacable: Para evitar el pecado del aborto, nada mejor que el pecado de la pedofilia y la homosexualidad.

Luz dijo...

No creo que la pedofilia sea un tema opinable. No creo tampoco que se trate de sexualidad por debajo de la edad legal.
Sí creo que se trata de un tema sobre una perversa posición de poder, y se trata de un delito.

DELITO, es un delito…

Severian bien dice que los niños abusados por Grassi no tenían un mundo fuera del de los hogares, lo que determina la posición de poder del pervertido de Grassi y también comparto el asco por la hipocresía de la iglesia que pretende decirle a todos los humanos qué hay que hacer con la sexualidad.

El horror ciego que han generado hacia la sexualidad humana, a mi no me incluye. Nada me importa menos que la sobreestimada opinión de unos viejos avinagrados que se erigen en dueños de la moral.

Pero acá no estamos hablando de curas que se manifiestan como seres sexuales, porque está claro que el hecho de ser curas no los aleja de la realidad humana y las pulsiones sexuales.

A mi no se me caen las muelas de saber que los curas tienen "historias ocultas" con las feligresas más fieles de las parroquias. Lástima la hipocresía, pero problema de ellos.

Pero acá se trata de curas PEDÓFILOS, o sea tipos que obtienen placer sexual con niños de entre 8 y 12 años. Y podríamos discutir largamente respecto del consentimiento de un menor (aunque tenga 13 a 16 años) cuando el solicitante de sexo es un CURA.

Yo no creo que un menor de 8 a 16 años elija "libremente" tener sexo con un tipo de 50 años o más... con la sotana puesta, dejame de joder.

Que los curas no puedan blanquear su deseo sexual, que no tengan permiso de recibir señoritas o señores en sus cuevas, es un problema que deberían resolver ahí adentro de la Iglesia.
Lo que no se tolera es que sean TORCIDOS y le revienten la vida a los pendejitos.

Igual que en la violación, el deseo sexual queda confundido con el Poder.

Jack Celliers dijo...

Las leyes existen para prevenir los abusos de poder. Es verdad que la edad adecuada para tener relaciones con un adulto (y para ser considerado adulto en definitiva) puede variar de acuerdo a las personas y ser materia opinable. El juicio crítico respecto de los propios deseos es siempre una construcción complicada me parece. Y también es cierto que un mismo acto puede ser un delito ahora y dejar de serlo dos horas después, una vez que el ex menor cumple la edad legal, una situación un poco absurda.

Pero como no se puede analizar caso por caso, la ley está para establecer una media. Quizás podrían establecerse tolerancias para analizar caso por caso en determinadas franjas límite (chicos de 18 y 17 años por ejemplo) y establecer si hubo o no abuso de poder.

Pero una persona de 50 con un niño de 5 es evidentemente un caso serio de abuso. No coincido con Severian en que se traten de manifestaciones de una sexualidad normal, si es que lo entendí bien. Son manifestaciones de una sexualidad podrida y demente que depende del poder y la indefensión, incapaz de manifestarse de manera libre entre iguales.

Más espanto me causan las familias católicas que recibieron dinero de la iglesia a cambio de la impunidad delos abusadores. Técnicamente esas familias católicas han prostituído a sus niños para el placer de los sacerdotes. Tengo conocidos católicos a los que respeto, pero me parece que para cerrar los ojos frente a esta podredumbre es síntoma de una moral más que decadente.

Severian dijo...

No, no digo que se trate de una manifestación de sexualidad normal. Al contrario, me parece una manifestación enferma, forzada por la autoimposición de normas absurdas. Manifestación que se produce porque los curas son, como cualquiera, seres sexuales. Eso quise decir.

Respecto de si la pedofilia es o no cuestión opinable, solo dije que no me gusta caer presa del "pánico moral" que ronda estas discusiones. Por eso di un ejemplo que me parece moralmente condenable y otro que me parece una manifestación absurda de moralidad careta. Lamentablemente no encuentro en internet las referencias ambos ejemplos, pero creo que se entiende lo que quiero decir: una cosa es un acto violento sobre alguien que solo puede sufrirlo, y otra una relación sexual entre dos personas en condiciones de disfrutarla. Y el poder sufrirlo o disfrutarlo depende de las personas y de las circunstancias, yo no voy a aceptar sin prueba alguna que dependa de la edad, eso es una simplificación sin sustento.

Pero en un tema tan susceptible a la histeria, las simplificaciones y las generalizaciones a partir de un ejemplo abundan, lo que hace muy difícil pararse racionalmente. La histeria existe porque heredamos de la religión la visión de la sexualidad como algo esencialmente malo, donde hay un vitimario y una victima, que dejan de serlo solo en circunstancias muy ritualizadas. Hoy llamamos a esas circunsatancias "edad de consentimiento", antes las llamábamos "sagrado matrimonio". Para quien dude del origen común de ambos conceptos, baste mencionar que en nuestro código penal el delito de abuso deshonesto desaparece si el abusador se casa con el abusado. Por eso digo que la iglesia es víctima de su propia prédica: si viviéramos en una sociedad más abierta en cuestiones sexuales, tal vez algunos "abusos", en particular aquéllos en los que no medió violencia ni imposición, serían calificados simplemente como hipocresías.

En el sentido de una prueba por el absurdo, vaya otro ejemplo: un colega que vive en EEUU terminó con la asistente social metida en su casa, con orden de allanamiento y todo, porque el nene de cuatro años respondió "si" en la escuela a la pregunta de si sus padres le tocaban los genitales... ¿tal vez el ideal moral norteamericano sería que los nenes de cuatro años se higienizaran solos?

Jack Celliers dijo...

Seve, los ejemplos que ponés te dan la razón pero no van al meollo.

Me resulta curioso que muchas de nuestras discrepancias se encuentran a medio camino de la dialéctica.

La transición del niño al adulto es eso: una transición, en la que no hay puntos límites exactos y tampoco uniformizables para toda la población. Pero que no haya punto límite no quita lo evidente: un niño y un adulto son diferentes en muchos sentidos. La acumulación de pequeños cambios que se acelera en la adolescencia es un proceso dialéctico: no podés decir exactamente cuándo el niño deviene en adulto, pero tampoco podés decir que niño y adulto son la misma cosa.

La sexualidad de un niño y de un adulto son diferentes por la sencilla razón de que están en etapas de maduración diferentes, lo mismo que su desarrollo físico, su autoestima, su percepción de sí mismo y los otros, su desarrollo intelectual, su juicio crítico y un millón de cosas más. Prácticamente el mundo de un niño y el de un adulto son en todo diferentes, por eso sus vidas lo son. Suponer que la sexualidad -que tiene tantas implicancias físicas, psíquicas y sociales- es idéntica en un adulto y un niño al punto de poder compartir sus espacios como si diera lo mismo alguien de 7 que alguien de 30 me parece un desenfreno.

La edad de consentimiento intenta establecer un límite para definir cuándo se ha producido un cambio. Que no lo logra, es verdad, pero la solución no pasa por simplemente negar que exista ese cambio.

Severian dijo...

Uso ejemplos a modo de muletas cuando no entiendo algo demasiado bien. Y no, no niego que exista un cambio, simplemente me resisto a la simplificación de lo complejo, en especial cuando es acelerada por miedos de carácter moral, como en este caso. También estoy de acuerdo que no hay un punto claro que determine ninguna transición, ni la que va de niño a adulto, ni la que separa una relación con contenido sexual de una que no lo tiene. Asi como esas dicotomías son claras en muchos ejemplos, son mas que confusas en otros. El escándalo moralista (ese triste "con los chicos no" de TN) es la peor fuga hacia adelante de tales puntos confusos.

Fijate si habrá una barrera moral, que este es un tema sobre el cual es mucho más difícil debatir que, por ejemplo, el del aborto. Hasta se hace difícil la investigación sin presiones al respecto (no se si conocés esta historia, que ya es un clásico cuando se habla del choque de la investigación científica con el prejuicio políticamente correcto, más por acá).

Otro ejemplo: recuerdo haber leído hace unos años sobre un escándalo de abuso sexual en una comunidad indígena en, creo, Salta. Allí el cacique había sido acusado por el personal de un hospital de abuso sexual, al haber dejado embarazada a una nena de once años. El debate desbarrancaba en disquiciciones acerca de la necesidad de tolerar las costumbres ancestrales de los pueblos indígenas, según las cuales supuestamente el jefe desfloraría a las púberes (un planteo bastante débil, porque ciertamente no toleraríamos esas costumbres si involucraran almorzarse a los neonatos) y se estrellaba contra los hechos de que en esas comunidades los chicos no son inscriptos hasta que se produce la primera visita del registro nacional de las personas, algo que puede llevar años, por lo que la cuestión se complicaba más porque la nena de 11 bien podía tener 15 o 17. Una discusión toda que evade el punto fundamental: si una relación sexual fue o no un abuso depende de como la hayan experimentado los intervinientes, y de nada mas que de eso.

Jack Celliers dijo...

Seve:

No conocía el material, y es muy interesante, da para mucho. Vamuaver:

(ehhmmm.. antes que nada: perdon Luzbe, estamos usando tu blog para irnos al carajo una vez más)

En primer lugar, estamos hablando de secuelas psicológicas. Ignoro la metodología utilizada, y tampoco estoy capacitado para juzgarla, pero desde ya estamos hablando de un terreno resbaladizo y complicado ya que medir secuelas psicológicas no es medir cubos.

En segundo, detecto un error de terminología que me alarma entre gente que hace ciencia: se habla siempre de "child abuse" como "not so harmful", y creo que es una pifia de fuste: el abuso es dañino por definición para cualquiera, y me parece mero sentido común entender que lo es más para un niño.

No entiendo cuando se dice que "negative effects of child sexual abuse are not as pervasive, severe, and long-lasting as generally assumed". Realmente la frase no me parece tener el menor sentido: reconoce que hay daño (negative effects) pero que en definitiva no es para tanto. De nuevo: eso dependerá de la intensidad del abuso. Pegarle a un niño una cachetada le hará un daño, una trompada le hará más daño, y así. Son todos abusos de diferente tenor. Y si hilo más fino, cuando el abuso tiene carácter sexual se vuelve especialmente dañino porque ataca una parte muy importante de nuestra autoestima.

Y ojo: hablo de "abuso", que es la palabra que usan permanentemente en estos estudios que citás, y que es lo que me hace desconfiar profundamente de ellos. Muchachos: abuso es abuso.

Jack Celliers dijo...

Otra cosa sería sostener una posición parecida a la que expresan grupos como NAMBLA, que afirman que una relación entre un adulto y un menor puede no constituir abuso. Esto ya es otra discusión, pero desde el vamos convendría plantearla claramente. Asumir la palabra "abuso" y luego declarar que sus efectos son menos terribles de lo que se cree me parece un sinsentido terminológico grave en gente que hace ciencia.

Para ser más claro, olvidemos los niños; si yo dijera que el "abuso" (a secas, de cualquier persona) no deja secuelas tan terribles, nadie entendería nada, y con razón.

Respecto de si una relación entre un adulto y un menor puede no ser dañina, tomada escuetamente, me parece lógica; y me remito a lo que dije antes: la definición entre "menor" y "mayor" puede ser de horas porque es una mera convención. Así que una relación entre una persona de 18 (legalmente adulta) y una de 17 (legalmente menor) no me parece necesariamente condenable.

Ahora bien, esa distancia de horas que separa dos edades indefinidas dentro de cierta etapa del desarrollo humano conocida comúnmente como "adolescencia", puede comenzar a alargarse separándolas cada vez más. Si la afirmación es "No importa cuánto se separen, la relación sexual entre dos personas de cualquier edad puede ser no abusiva, consentida y satisfactoria", yo diría que no estoy de acuerdo.

En primer lugar porque aunque fuera cierta, ese "puede" oculta el hecho de que las proporciones importan. A mí me parece nuevamente que se trata de un problema en el que debe intervenir la dialéctica: cuanto más separadas estén esas edades, cuanto mayor sea el desarrollo de uno de los individuos y menor el del otro, más probabilidad de que sea una relación abusiva hay, precisamente porque se trata de desarrollos muy diferentes y comprensiones muy diferentes en grado.

No me quedó muy claro -tendría que leerlo mejor pero me parece que no- si el estudio consigna la intensidad de las secuelas en relación a la diferencia de edad, lo que me parece indispensable. Porque lo contrario es tomar el punto exacto de la "edad de consentimiento" y considerar "niños" a todos los que están por debajo y "adultos" a todos los que están por encima, quiero pensar que no han cometido semejante pifia.

Creo que la diferencia de edad es más importante que haber alcanzado o no determinada edad. Por supuesto, a partir de determinado punto esa diferencia deja de influir: no es lo mismo alguien de 40 teniendo sexo con alguien de 20, que alguien de 25 teniendo sexo con alguien de 5. La diferencia de edad se vuelve significativa cuando implica una diferencia en el desarrollo de los individuos. Esa diferencia en el desarrollo es la que cuenta.

Jack Celliers dijo...

Todavía un apunte sobre el caso del cacique que mencionás. Hay -sobre todo en mucha gente de izquierda- un desprecio por lo cultural que me parece errado. "Eso es cultural" dicen muchos como si se tratara de algo descartable e indigno de tenerse en cuenta. Lo cultural puede conllevar muchas miserias, pero no necesariamente siempre. Tirar la cultura al inodoro es una posecita muy bohemia de nabos que leen a Bukowski, pero se trata de una pose tan fácil como aceptarla acríticamente.

Es posible que en otras culturas la relación sexual entre un adulto y un prepúber sean satisfactorias. Pero esto también es "cultural": el marco social, familiar y moral en el que se dan podría hacer que no fueran traumáticas (realmente no lo sé, lo planteo como una hipótesis de alguien que no sabe nada del tema).

Pero lo cierto es que en nuestra cultura sí lo son. Y quizás eso cambie algún día, pero hoy por hoy es así. Y al tener una relación sexual con un menor, el adulto lo está exponiendo conscientemente a una vivencia cuyas consecuencias el chico aún ignora, pero el adulto no. Decir alegremente que "es cultural", como si se tratara de algo inocuo me parece un error, al menos al tratarse de un chico.

Y demás está decir que los sacerdotes abusadores son delincuentes, que quienes los encubren son delincuentes, y que yo recuerdo una frase del sr. Carlos Ruckauf con la que estoy de acuerdo cada vez que pienso en ciertos delincuentes, mirá lo que son las cosas. Yo sé que no agradan mucho en la izquierda algunas posturas mías, pero creo que a veces al fascismo hay que devolverle aunque sea un poquito de fascismo.

Luz dijo...

Amigos, qué bueno el intercambio.

He visto alguna vez un video, de esos que circulan en Internet, de una nenita (que no tenía ni tetitas, tal vez tendría 10 u 11 años) teniendo sexo con un adulto, y confieso que me generó mucho malestar.

La nenita no parecía sufrir, al contrario, el tipo la convencía y ella “accedía”. Tal vez a eso le puedan llamar “consentimiento”, pero me desagradó profundamente, al punto que no pude seguir mirando. Y me quedé mal y afectada… y ese tipo debería estar preso.

Dice Severian: algunos "abusos", en particular aquéllos en los que no medió violencia ni imposición, serían calificados simplemente como hipocresías.

Partamos de la base de que hay una cantidad de “abusos” en los que no interviene la violencia, ni siquiera la verbal.

Desde la mayor de las ignorancias, creo que un adulto que se excita sexualmente con un niño, tiene un tema con el poder. No quiere interactuar con alguien de su propio tamaño y capacidades, quiere estar con un niño, que le resulta manejable y al que puede engañar y manipular.

El pederasta no es un violador, no usa la violencia, usa otras armas; la persuasión, la ternura, le genera al niño o niña una cuestión de confianza, de seguridad. Creo incluso que en la mayoría de los casos, el pederasta tiene con el niño al que abusa, una relación de afecto, es el tío o el padre o el cura que lo protege y cuida.

Nos meteríamos en el tema del incesto, que ahí sí que no tengo ni la más puta idea. Pero algo habrá, porque en casi la totalidad de las culturas (sino en todas) el incesto está prohibido. Posiblemente por razones puramente biológicas. Hasta en las culturas endogámicas, las uniones dentro del círculo familiar y con lazos sanguíneos, son consideradas un tabú, y no existe la posibilidad de legalizar un incesto a través del matrimonio.

No me considero una moralista, me remil cago en las instituciones religiosas, tampoco creo que la sexualidad sea algo esencialmente malo, pero no puedo pensar en las relaciones sexuales entre un adulto y un niño, como algo positivo o aceptable, en ningún caso.

(sigue)

Luz dijo...

Es cierto que hace unos cuántos años, las mujeres se casaban (las casaban, mejor dicho) a los 14 años. Visto desde hoy, eso me parece bastante descabellado, porque a los 14 años sos una boludita que no tenés idea de nada. Pero claro, eso ocurría en épocas donde vivir hasta los 40 años era un milagro.

Y el caso que comenta Severian, de un niñito de 4 años que los padres le tocan los genitales cuando lo bañan, y por eso reciben una acusación de abuso, me parece una más de las aberraciones de la hiper religiosidad y la hipocresía. Como si me dijeran que jugar con tu hijo y hacerse cosquillas es un acto con connotación sexual.

La sexualidad existe desde la infancia, pero la intervención de un adulto es lo que la configura como extraña. Los nenes se muestran los genitales, tal vez se los tocan unos a otros, pero hay en esas actividades una pura curiosidad.

Y comparto con Jack el abuso es abuso, está implicando un daño que proviene de alguien más poderoso o más fuerte y que tiene una víctima que es más débil, ya sea con o sin violencia.

Siempre recuerdo una entrevista televisiva a un psicólogo (ni sé quién era, no recuerdo) que contaba que pegarle un bife a un hijo, no era una cosa dramática, pero que el adulto podría perder por un instante la noción de su fuerza y pegarle demasiado fuerte. Un tipo de 80 kilos, sacado, que le da un cachetazo (o 20 cachetazos) a un pibe de 25 kilos, le puede provocar un daño severo. Y el psicólogo contaba que tenía un paciente que había matado a su propio hijo al pegarle un cachetazo furioso y el pibe dio la cabeza contra algo.
Nunca me pude olvidar de esa situación. Y tal vez ese padre no fuera un golpeador, ni un abusador. Pero esa relación de disparidad de fuerzas…

Pero cuando el abuso tiene carácter sexual, se entra en otra dimensión.

Lo mismo, acá arrancamos hablando de curas y niños, no de una profesora que tiene unas cuantas encamadas con un alumno adolescente.

Tengo entendido que los niños abusados manifiestan trastornos disociativos de la personalidad, alcoholismo, toxicomanías y conductas delictivas, problemas en el ajuste sexual, rechazo al propio cuerpo, sentimientos de fealdad, baja autoestima y les generan sentimientos contradictorios en cuanto a la confianza, la protección, y el apego

Además, si no me equivoco, está demostrado que los menores que fueron abusados se convierten en agresores y generalmente los detectan porque se vuelven abusadores de otros niños.

Severian dijo...

Aclaro dos cosas:

1- (aclaración menor) El trabajo de Rind se refiere a "child abuse" porque ese es el nombre que se le da en la legislación americana a cualquier relación sexual entre mayores y menores de alguna edad determinada. Si se trata o no realmente de "abuso" en el sentido que los seres racionales les damos a la palabra, es precisamente lo que el trabajo de Rind intenta elucidar. El trabajo no consiste en recolección de nuevos datos (digamos en buscar a las supuestas víctimas, hacerlas relatar el hecho e interpretar si lo que dicen fue traumático o no) sino en un análisis estadístico de datos previamente publicados (algo que se llama meta-analisis, que yo no sabría explicar en detalle, aunque sé que es una operación matemática provista de todo rigor). Esas publicaciones previas son las que afirman lo que Luz cita como demostrado, y el punto de Rind es que un analisis estadístico serio parece decir que tales efectos negativos de la relación sexual temprana están cualquier cosa menos demostrados.

2- Cito la controversia de Rind no porque suscriba los resultados, sino porque es un ejemplo notable de los difícil que es hacer investigación seria en un contexto de pánico moral. El paper de Rind fue rechazado por la revista después de haber sido aceptado por los referíes. Tal vez debería ser más explícito: en el ambiente científico eso es poco menos que un es-can-da-lo, como diría Pino. Se envía un paper a una revista, la revista le pide a uno o dos referíes anónimos, en general científicos que trabajan en areas afines a las del paper, que juzguen la seriedad e importancia del paper y en conscuencia lo acepten o lo rechacen, y si es aceptado se publica. Lo que pasó acá fue que el paper fué aceptado, pero al llegar a los estamentos comerciales de la editorial pusieron el grito en el cielo y se negaron a publicarlo. La polémica subsiguiente, en la que algunos no se privaron ni de llamar a Rind pederasta, terminó en que la revista intentó salvar la dignidad que le quedaba pidiendo a la AAAS (una muy prestigiosa asociación americana) que juzgara la seriedad del paper y su valor científico. Muy centradamente (lo que demuestra que en este mundo de locos algunos se merecen su prestigio), la AAAS dijo que no había nada que juzgar, que el trabajo había sido aceptado por los referíes y que por lo tanto debía ser publicado. Todo esto parece no tener nada que ver con la discusión pero para mí es el punto central: cuando asusta hablar de un tema, cuando el que plantea alguna posición es inmediatamente sospechado de intereses personales oscuros, cuando ante un hecho que contradice el dogma la reacción es taparse los oidos y gritar fuerte "no escucho no escucho no escucho", bueno, yo empiezo a sentirme lejos.

Digo todo esto sin emitir juicio alguno sobre la validez de los argumentos de Rind (algo para lo que soy justamente lo contrario de un experto). El punto crucial es que es un tema sobre el que cualquier debate racional está practicamente cerrado.

Un ejemplo más de lo locas que se pueden volver estas cosas, una cita de Samantha Geimer sobre Roman Polansky "Miro atrás y no hay duda de que lo que hizo fue algo horrible. Es terrible hacerle eso a una niña. Pero, honestamente, toda la publicidad que rodeó al caso fue tan traumática que lo que me hizo palidecía en comparación". Me recuerda esta cita de Sturgeon sobre la pornografía.

Por eso digo que mi condena a los curas es antes que nada por hipócritas. Y si además aprovecharon una situación de indefensión y de poder relativo para obtener algo que de otro modo no hubieran tenido, por hijos de puta. Pero la cuestión de la condena a priori solo por la diferencia de edad es algo en lo que prefiero no caer, para evitar el pensamiento irracional que tanto propugnan, justamente, los curas.

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¿Irse al joraca en blog prestado? ¿estamos inaugurando una modalidad nueva? :-)

Luz dijo...

Chicos:

Como si lo hubiéramos llamado, ocurió el caso de General Villegas, tres pelotudos grandes de 25 a 30 años, cogiendo con una pendeja de 14, filmándose y desparramando (pueblo chico, infierno grande) las imágenes.

O sea, no les alcanzaba con cometer el delito de a tres... sino que encima se jactaban de eso.

Me suena en la cabeza esa canción que dice, "yo la quería encarar, y como solo no me animaba, fuí al café, llamé a los amigos... yyyyyy la encaramos en barra...

Qué opinan?

La pibita, será una putita, como dice todo el pueblo de mierda, pero sigue teniendo 14 años...

Sinceramente me impresiona la misoginia expuesta. Ese pueblo acudiendo a una marcha en defensa de los tres tipos, considerados víctimas y señalando a la piba como la victimaria.

La esposa de uno de ellos, encabezaba la marcha. Qué terrorífico!!

¿Tiene una piba de 14 años las capacidades para consentir una relación con 3 boludos grandes, que la filman y le muestran a todo el pueblo?

Qué opinan?

Luz dijo...

Acabo de encontrar algo más de información...

Estos habitantes de General Villegas, se quedaron en la época del derecho de pernada (el derecho de los señores a disponer de la virginidad de las doncellas)

Capaz que argumenten que como la chica ya no era virgen, no hubo abuso.

Lo más lindo es que el pueblo se llama General Villegas por Conrado Excelso Villegas (te lo juro que se llama Excelso) y fue un general de artillería y caballería argentino, de origen uruguayo (Tala, 3 de febrero de 1841 - París, 26 de abril de 1884) que actuó en los inicios de su carrera militar en la Guerra de la Triple Alianza y que posteriormente acompañó al general Julio Argentino Roca en la famosa Conquista del Desierto. Lo apodaban "el bravo"

O sea, está todo dicho. Los relojes de Villegas atrasan como 130 años.

Los señores disponen de las indias como les place.

in-cre-í-ble

Jack Celliers dijo...

El problema es ver en qué contexto ocurren estas cosas. No sé en qué casos una chica de 14 años está en condiciones de consentir una relación con tipos de 30, y si ese consentimiento es libre. Creo que hay una posibilidad de que lo sea y muchas de que realmente no, pero no lo sé.

Hay muchas cosas que no me cierran: por supuesto no me cierra llamarla "putita", ya sea que haya consentido libremente o no. Pero tampoco me cierra que sólo haya dos alternativas: "putita" o "víctima" ¿No podría haber una posibilidad de que no fuera ni una cosa ni la otra, o un poco de ambas?

Quiero decir, ¿y si la chica te dice: "Mirá, gracias pero no necesito tu defensa, lo hice porque tenía ganas y me gustó"? ¿no cabe la posibilidad de que haya tenido el suficiente juicio para hacerlo?

Obviamente que muchos indicios dicen que no, particularmente el hecho de difundir la grabación -si no fue con su permiso- es sin duda una agresión ¿Pero qué pasaria si fuera ella la que lo hiciera y difundiera las imágenes?

Creo que lo lógico sería escuchar a la chica, qué tiene para decir, qué opina de lo que ocurrió, qué le gustó y qué no le gustó. Que sea ella la que juzgue, y en todo caso darle elementos para que comprenda las consecuencias y pueda formar un mejor juicio. Pero no me cierra ni me parece bien catalogarla ni de "putita" ni de "pobrecita", parece que hay que taparle la boca y hablar por ella porque ella no tiene nada para decir. Y sin embargo para formar un juicio es a ella a la que hay que escuchar atentamente, antes que a nadie.

Un niño no es un estúpido, puede hablar y comunicar. De hecho las denuncias por abusos contra los sacerdotes son eso: denuncias de gente que en su momento lo vivió como una agresión. Que el menor no tenga capacidad de hablar tiene mucho que ver también con la falta de espacios en los que su palabra se tome en serio.

Bien la chica podría decir que quería pasar un buen rato (¿no tiene derecho?) hasta que esos tres patéticos hicieron que no se sintiera bien, la ningunearon y la trataron como a una "putita". Y quizás eso sí la hirió, pero quizás también podría REALMENTE haber pasado un buen momento de haber tenido relaciones en un contexto que contemplara sus deseos.

Otra cosa que me molesta es que jamás se trata de "violación" si los géneros están intercambiados: una mujer adulta con un chico de 14 años es visto con mucha más indulgencia, ¿por qué? De hecho la edad de maduración sexual es más anticipada en las mujeres que los varones, por lo que tener relaciones con un varón de 14 debería ser mirado con más atención que a la inversa. Pero de la sexualidad masculina adolescente, de sus problemas, de su autoestima y de sus inseguridades -que existen- nadie se preocupa en lo más mínimo.

También hay muchos casos en los que una menor se presenta como mayor y es difícil discernir. Y esto no es decir "es una putita", pero hay muchos varones que fueron en cana por no saber con quién se acostaban, el caso de Roman Polanski es un ejemplo.

Severian dijo...

Si, parece que el tema se puso de moda, entre Polansky y Villegas. Al respecto de esto último les dejo el post de Luk@s, de lo más interesante.

Sin saber mucho del caso particular, más allá de lo que dicen los medios, simplemente digo lo que mecionaba más arriba, la definición de un hecho como abuso debería depender sólo de cómo lo vivieron las personas intervinientes. Independientemetne de la edad de una persona, no se le puede imponer por ley lo que tiene permitido disfrutar y lo que no.

Jack Celliers dijo...

Seve, me parece que hay un argumento bastante fuerte para por lo menos poner en tela de juicio lo que afirmás respecto de lo que puede dictaminar la ley respecto de un menor. Lo publiqué en el blog de Luk@s.

Salute.

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