25 septiembre 2010

EL 1º JUICIO EN SANTIAGO – ASESINATO DE CECILIO KAMENETZKY


Justicia es dar a cada quien lo que le corresponde.
A la víctima, reparación.
Al victimario, castigo.

En eso estamos, por fin, en Santiago del Estero.
Este ha sido un juicio muy luchado, muy postergado, muy esperado.
Ha llegado con sólo tres imputados, de los ocho originales. Alguno se murió, otro está tan viejo y enfermo que no va a ser juzgado... y otros están con la agenda demasiado llena de juicios como para estar esperándolos.
Pero llegó. Y será el primero de otros juicios que vendrán en breve.

Cecilio tenía 18 años cuando lo secuestraron, torturaron y fusilaron. Todos los testigos coinciden en destacar la notable inteligencia, la simpatía y bondad de Cecilio. Varios preguntaron ante el tribunal qué daño podía hacer un pibe como Cecilio, porqué podía ser considerado peligroso…


Los acusados… no creo que se pregunten muchas cosas. No tienen pinta de hacerse preguntas. Están en esa pose de “todo esto es un circo” y usan esa semi sonrisa de estar cagándose en todos nosotros. Por supuesto no están presentes en la sala mientras los testigos relatan las aberraciones que estos personajes cometieron.

Esos tipos que huelen a tigre, tan soberbios y despiadados… como dicen los Redondos, resultan asombrosamente cobardes.

Qué gente chocante…
Poseen esa especie de superficialidad sólida que le permite negar todo lo referido al mal que han causado. Son incapaces de percibir su propia naturaleza impiadosa. No hay culpa. No hay vergüenza.

Pero hay una lapidaria sanción social, que tal vez sea lo mejor que va a dejar este juicio, más allá de las condenas jurídicas.

Llama particularmente la atención qué poca gente los acompaña. Ni siquiera sus familias. Todos tienen esposa e hijos, hermanos, sobrinos, primos, cuñados, vecinos… que no asisten al juicio. Un pibe y una minita andan paseando su descontento y buscando mugre. Debe ser realmente feo ser hijo de éstas alimañas, y escuchar las salvajadas que hacía tu papá antes de volver a casa a comer.

El sector de la sala reservado para los que acompañan a los acusados, está vacío. Parece que no tienen más amigos, ni familia. Han perdido todo. Los ultra poderosos, dueños de la vida y de la muerte, no tienen nada.
Lo único que les queda es algún acólito que dedica su tiempo a amenazar e intimidar a los testigos, desde las sombras.

Los abogados defensores, entraron con el cuchillo en la boca, comiéndose a los chicos crudos… hasta que arrancó la etapa de los testimonios. Ahí se fueron achicando… se fueron enfermando… se agarran la cabeza, se van corriendo a vomitar, les cuesta escuchar a los testigos, se mueven, están incómodos.


No es porque creamos que de repente se arrepienten de defender lo indefendible. Es porque creyeron que podían defenderlos… acostumbrados como están a defender delincuentes comunes. Pero éstos no son delincuentes comunes.

Los testigos salen de la sala habiendo dejado una pesada mochila atrás. Salen sonriendo, secándose las lágrimas, cansados… pero aliviados, sin dudas es sanador.

A los que dicen que el gobierno se apoderó de los Derechos Humanos, que hacen demagogia con este tema, los invitaría a sentarse una semanita en un juicio, y ver y escuchar lo que ahí ocurre, para que no hablen al pedo.

Primero podrían ver la cantidad de gente que trabaja con dedicación hace años para que estos juicios SEAN. También podrían ver el efecto social, el acompañamiento a los testigos, la experiencia sanadora de cumplir con la luchada sed de justicia. La cantidad de gente que se cura y se fortalece.

Demagogia sería blablar de los derechos humanos pero que no se juzgue a nadie.

Jorge Lanata “me tienen podrido con la dictadura” ha perdido su lugar en el mundo de los que creemos que nada decente y sólido se puede construir sobre esta base de sangre, mierda e injusticia.

Es un perfecto dolor de huevos escucharlo enfatizar que “eso pasó hace 34 años”, como si 34 años fueran 34 mil siglos.

34 años tienen los hijos de los desaparecidos que han tenido que criarse sin sus padres…

Muy extraña afirmación viniendo de un tipo que se disfrazó de historiador y escribió dos tomos de “Argentinos” que arrancaba con Pedro de Mendoza… en 1535…
Algún burro le podía decir ¡¡pero eso pasó hace 475 años!!!

Chau, Lanata… qué lástima, pero adiós.

Dice Luis Bruchtein en el Página de hoy

“En 1997, tras catorce años de democracia, Menéndez todavía era invitado a los actos oficiales públicos, en ese momento con el gobernador radical Ramón Mestre. Y ese gobierno democrático mantenía como director de Inteligencia de la policía provincial al “Tucán” Yanicelli, el jefe de la Triple A cordobesa antes y durante la dictadura. Los dos estaban denunciados hasta el cansancio pero nadie hacía nada y algunos los protegían, como habría hecho, según denunciaron testigos en el juicio, el actual diputado radical Oscar Aguad. Que Yanicelli y Menéndez hayan ido al banquillo de los acusados y sean condenados como reos de graves delitos constituye el hecho más trascendente de todos estos años de democracia en Córdoba. Durante todos los ’90, el dictador Menéndez siguió siendo el hombre fuerte de la provincia.”

Y en Santiago?
Los tuvimos de funcionarios públicos hasta el 2003!!!
Secretarios de Seguridad ... Comisarios...
El fin de esa era ocurrió hace escasos 7 años.
Y en ese período de 7 años, muchísimos santiagueños ni siquiera sabían que en Santiago habían desaparecido personas. Gracias a este juicio, muchos se están desayunando.

Nosotros no estamos podridos de hablar de la dictadura… estamos podridos de Lanata y de todos los frívolos pelotudos que piensan como él.

Y pensamos que éste juicio doloroso, difícil y angustiante, es lo mejor que nos puede pasar como sociedad.
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Si querés seguir el juicio, acá están los links.



http://juicioceciliokamenetzky.blogspot.com/

http://www.laverdadyjusticia.net/kamenetzky.html

http://juicioycastigosgo.blogspot.com/

http://asociacion-memoriaverdadjusticia.blogspot.com/

http://picasaweb.google.com/asoc.ex.pp/JuicioKamenetzky#

5 comentarios:

Severian dijo...

Poseen esa especie de superficialidad sólida que le permite negar todo lo referido al mal que han causado.

Si, es notable eso que decís. Parece que incluso cuando los condenan a 100 cadenas perpetuas, los tipos sienten que salieron ganando, como si lo único que considerarían "perder" fuera que les inflingieran el mismo mal que ellos han causado. Si les secuestraran a la familia, les violaran a las hijas, les mataran a los hijos y les robaran a los nietos, tal vez solo ahi empezarían a plantearse que no les convino actuar como actuaron. En el hecho de que nosotros seamos mejores que ellos, ellos ven sólo una debilidad. Pobres.

Por eso no creo que haya que tomarse la cuestión de la condena como un castigo hacia ellos, en el sentido de una imposición por parte de la sociedad cuyo objeto es forzarlos a reconsiderar sus acciones y aprender algo sobre lo mal que estuvieron. No van a aprender nada, porque tipos capaces de torturar a un chico de 18 años, como estos a quienes se juzga, perdieron cualquier rasgo humanidad hace rato. No tienen empatía, ni tienen conciencia, ni tienen capacidad de sufrir (tal vez algo de eso tenga que ver con que sus familias no vayan a verlos), no son seres humanos en ese sentido profundo de poder compartir con los demas el dolor y la alegría. Por eso la función "reeducadora" de la condena con ellos es imposible.

Pero la condena tiene también otra función: la de mantenernos al resto seguros de lo que estos animales puedan hacer. No tanto por el poder que hoy les queda, que es poco, sino más bien por el ejemplo que la condena le da a sus pichones, que los hay y muchos en las policías bravas, en las fuerzas de seguridad, e incluso aún un poco en los cuarteles. Ellos hoy ven una luz roja en cada cadena perpetua: ojo que si les toco a estos, que tomabas de ejemplo porque se llevaban el mundo por delante y hoy estan comiendose una perpetua, le puede tocar a cualquiera. Unos pocos de esos pichones entienden que es mejor quedarse en el molde, guardar el arma y luchar contra el complejo de pene pequeño de alguna otra manera que no implique denigrar a otro mediante la tortura y el asesinato. Para eso sirven las condenas.

Y también está, claro, la función que cumplen en todos los demás, en quienes no le hicimos mal a nadie ni jamás pensamos hacerlo. Muchos de nosotros, sólo cuando estos tremendos hijos de puta están a la sombra, podemos tomarnos en serio una luz roja. La función de hacer visible que el estado existe como algo más que como un instrumento de los poderosos para seguir siéndolo. Condenar a estos tipos es como ir de cuerpo, algo necesario e inevitable si queremos seguir viviendo con alguna salud, aunque en el trajín haya que bancarse la baranda....

María de los Ángeles del Hoyo dijo...

Excelente ! conmovedora y necesaria evocación y reflexión. (Lo difundo)

Luz dijo...

Severian:

Musa Azar está con una condena previa por el asesinato de un ganadero (lo mataron para robarle) y tiene otra condena a perpetua por el crimen de las dos chicas a principios de 2003 (que se conoció como el crimen de la Dársena). Y otros muchos asesinatos que quedaron en el olvido…

El tipo, después de la dictadura, arregló todos sus problemas y los de su entorno, matando gente sin inmutarse.

Fui a buscar qué es un sociópata, y dice que las características notables son la ausencia de empatía y remordimiento, la deshumanización de la víctima o la falta de preocupación a las consecuencias. Que usualmente son incapaces de sostener relaciones afectivas con los demás y no tienen remordimiento alguno de sus actos.
Y me terminó de cerrar cuando leí que es una patología de índole psíquica, que las personas que la padecen pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales.

Y estos tipos ERAN la ley.

Y si, Severian… La cuestión de la condena es mucho más que un castigo hacia ellos (que estamos de acuerdo, no aprendieron nada, ni aprenderán)
Es de un efecto social mucho más ampliado.

Para las víctimas, es reparador. Para la sociedad en general, es didáctico y brinda seguridad. Para los canas que los tenían de referentes… una advertencia. Todo positivo.

Gracias María de los Angeles.

Severian dijo...

En este blog se discute bastante acerca del origen biológico de la moral, de la empatía, y de las normas sociales. Son mucho más que imposiciones culturales, como le gustaba creer a la inteligencia de los 70's y 80's, hay algo fuertemente biológico en ellas, son parte de lo que nos hace humanos, como el bipedismo, la piel lampiña o el pulgar oponible. En ese sentido, estos tipos son como amputados, personas con una falencia grave que les impide ser completamente humanos. Por eso los juicios son más algo que nos hacemos a nosotros, que no estamos amputados y sentimos ese rechazo fuertísimo hacia lo que hicieron, que a ellos que son incapaces de comprender su propia inmoralidad.

Luz dijo...

Severian
Me metí a leer las cosas que recomendaste... en eso estoy (en los ratitos que puedo)

Muy interesante, eh?

Saludos

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