24 febrero 2014

NADA EMPAÑA LA ALEGRITRISTEZA

Hace un rato largo que estoy llamando para todos lados porque vi una publicación del diario La Gaceta que dice:




"Miguel Zurita"...

El santiagueño que desaparece en Tucumán, se llama JULIO OSCAR ZURITA. Era estudiante de arquitectura en la UNT, oriundo de Frías, tenía 20 años y lo secuestraron en Tucumán el 3 de noviembre de 1976.

Dudando, encuentro a una amiga por Facebook, que solía trabajar en la Fiscalía de Tucumán y le pregunto si había algún Miguel Zurita entre los desaparecidos tucumanos. 
Dice que no... que no le suena...

Pienso que tal vez pueda tratarse de algún desaparecido de otra provincia del norte, que fue a terminar en Tucumán, como tantos argentinos... 

Mientras mando mensajes de texto a todos los conocidos para que me saquen del conflicto. 
Es o no es?

Me fijo en el Nuevo Diario de Santiago:



Copia y pega de La Gaceta...

Alguien me pasa el link del Liberal...


Pero me cago en la gran puta... todos dicen Miguel... entonces capaz que no es... 

Finalmente, y gracias a los contactos que uno tiene (ejem...) confirmo vía el fiscal de Tucumán, que el diario se equivocó... (qué raro, no?)... los restos son del santiagueño Julio Oscar Zurita Gomez.



La alegritristeza que significa encontrar los restos de alguien. Por suerte, otra vez.

Alguna vez escribí en este blog


"Hay satisfacción. Porque por fin rescatábamos a ese compañero. Una profunda pena, mezclada con algo de alegría porque, en breve, una familia iba a cerrar una búsqueda y  empezar un duelo… Una alegría bastante triste. No les devolvían a su ser querido,  les iban a entregar unos huesos.

Lo mismo, otra vez la alegritristeza de cerrarle a alguien la incertidumbre, y entregarle unos huesitos a una familia  para que puedan llorar. 

Infinitamente trágico."

Trabajar como burros para conseguir condenas legales para unos tipos que hace rato abandonaron la condición humana y encontrar los huesitos de algún compañero, empujando cuesta arriba a la justicia (que pesa como un elefante obeso y paralítico)... para que después nos digan que buscamos venganza... 

Aunque le insertaran a estos tipos en el ojete todos los ombúes de la pampa húmeda, o les hicieran desaparecer 30 mil hijos, y les robaran 500 nietos, y les hicieran sentir el dolor de perderlos y buscarlos sin encontrarlos… y aunque los torturaran  hasta la muerte  30 mil veces, y los resucitaran para seguir matándolos… Aunque  todo eso fuera posible, no lo haríamos.

Sencillamente porque no somos como ellos.

Hoy estamos contentos. Julio Oscar vuelve a su familia.


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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo comparto. Lindas y sentidas palabras.

celia desde alemania dijo...

Qué dolor-satisfacción!! Y cuántas familia aún esperan que les entreguen ese manojo de huesitos para cerrar sus capítulos...Y para los que hablan de "venganza", ojalá siempre tengan un lugar donde ir a llorar a sus muertos y que esos mismos los perdonen. Abrazo enorme!!

Luz dijo...

Gracias Celia!
Un abrazo para el Anónimo

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