“Un reportaje insólito. Tres animales semi idiotas babeándose ante su propio deseo.
Sylvina Walger dice refiriéndose a Cristina Kirchner: "Es tan hinchapelota que una cachetada por ahí no le viene mal". Después la risotada criminal de Fernando Bravo. Solo Leuco parece darse cuenta que su carrera es ya una tumba sin amor y dice "es brutal, es brutal...".
Superado el estupor… me quedé pensando… y como buena argentina aficionada a la psiqui, se me ocurrieron algunas cositas… (los psicólogos pueden retirarse, por favor... por allá)
El Flaco Freud estudió mucho y escribió cosas muy copadas respecto a las personas y sus mecanismos psicológicos y dijo que muchas veces el odio es una demanda de amor… y que lo contrario del amor no es el odio sino la indiferencia.
O sea, uno odia lo que ama, no lo que le nefrega.
Este malestar de la pobre Sylvina, el dolor que lleva aparejado que la hace solicitar que alguien le pegue un cachetazo a Cristina, muestra claramente una situación de desamparo. Ella siente que Cristina no la ama, porque la ignora… Y la pobre Syl no sabe cómo llamar la atención de Cristina... a quien dedica su vida entera...
Ahora Walger escribió un libro donde dice que la noche del voto no positivo de Cobos, “Néstor le habría ordenado a Cristina que renunciara. Ella se negó a hacerlo y lo insultó sugiriéndole que en todo caso se fuera él. Esto le valió, cuentan, que el presidente paralelo, su marido, le propinara una sonora trompada. El golpe fue en serio y a Cristina hubo que trasladarla. Algunos dicen que a Olivos, otros juran que recaló en una clínica”
(Cómo será una trompada sonora? Con los ruidos de Batman? PANG!! PUMMM!!)
Y recordé otras, con inconfesables deseos ocultos... (el pirulo de Página del 1 de marzo de 2009 )
Sobremesa (por Horacio Verbitsky)
"La nueva conducción de la DAIA presidida por Aldo Donzis invitó a un almuerzo a la Coalición Cívica Libertadora, de la ex diputada Elisa Carrió, para conocerse y plantear temas que interesan a las instituciones comunitarias judías. Los representantes de la DAIA comenzaron a mirarse incómodos cuando la heroína de la CCL dijo que Néstor Kirchner le pegaba a su esposa, la presidente CFK y cayeron en un mutismo profundo al escucharla decir que cuando el Estado de Israel fuera invadido, la Argentina abriría generosa sus puertas para recibir a sus habitantes. Hubo recriminaciones posteriores entre los miembros de la DAIA porque ninguno atinó a contestarle. “Nos cortó el habla”, se disculpó un azorado dirigente."
...
La otra gran odiadora es, ya sabemos, el Agente Naranja, Lilita. Que es un tanto más inteligente que Sylvina, porque hace denodados esfuerzos para no nombrar a Cristina… pero cuando dice “Quirner”, se refiere a una entidad formada por las personas Cristina y Néstor.
El odio de Lilita calza perfectamente en lo que Freud llamó “transferencia erótica sublimada”.
O sea, “Quirner” (Néstor-Cristina) representan todo lo que ella quisiera ser y tener, y no es ni tiene: no es linda como Cristina, ni querida, ni defendida, ni agasajada. A la vez Cristina lo tiene a Néstor, que no le da bola a Lilita, ergo… Lilita está caliente con Néstor… o con Cristina? por eso los odia a los dos como si fueran uno solo.
Juntas, las odiadoras, encontraron el famoso “enemigo exterior”. Y se retroalimentan logrando una sólida unión entre los miembros de ese colectivo de odiadores, que va asociando más gente odiosa.
Bueno, hasta acá hemos analizado que el profundo odio de las odiadoras, está originado en su profundo amor no correspondido. Pero hay más componentes… ya sabemos que los misterios de la psiquis son insondables...
Por ejemplo, en crioyo… odiás mucho a tu mamá, porque es una madre jodida y te resulta amenazante, y es importantísima para vos... pero como sabés que está mal visto odiar a tu mamá, entonces, desviás ese odio hacia otra persona o algún símbolo de ésta. Así terminás odiando a todas las mujeres del mundo, o elegís odiar a una en particular.
Esa, en particular, tal vez sea una que te hace sentir un sapito, porque te gana todas las carreras.
Yo no sé si Sylvina y Lilita odian a sus mamás, pero no me caben dudas de que se sienten un par de sapitos al lado de Cristina. O un sapito y un escuercito.
En realidad, Sylvina Walger es tan fea que una cachetada por ahí no le vendría mal…
¿Quién se anota?
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