Miedo tenemos todos, aun los que dicen no tener miedo a nada, pero no todos hemos llegado a ese nivel conocido como miedo paralizante, que se produce a consecuencia de una situación de peligro inventada por el pensamiento (esa situación podría ocurrir en algún momento, sin embargo no está en el presente).
En otras palabras, la imaginación alimenta el miedo.
El miedo forma parte de la esencia del ser humano, y por lo general tiene un carácter irracional y se alimenta del desconocimiento, por ende, es potencialmente susceptible de manipulación.
¿Es posible construir deliberadamente el miedo desfigurando realidades, hechos, noticias, conceptos para crear psicosis en la población y justificar acciones?.
¿Por qué existen unas sociedades más violentas que otras? En el documental Bowling for Colombine (2001), Michael Moore plantea una hipótesis: es el miedo lo que hace a unas sociedades más violentas que otras. Y reproduce el dibujito de South Park, una genialidad:
La violencia es una expresión del miedo. Y es en las sociedades temerosas donde se legitima la violencia como instrumento del poder.
El modelo neoliberal propone a los ciudadanos comunes y corrientes una única salida: que el mercado decida quiénes son los mejores, quiénes merecen menos y quiénes tienen que desaparecer, teniendo como indicador principal la capacidad de consumo.
Desde esta perspectiva el ciudadano, que solo vale en tanto es consumidor, tiene que comportarse como una empresa, tiene que mostrar calidad, eficiencia y éxito para ser "ciudadano" y pertenecer a la sociedad.
En consecuencia justicia, solidaridad, derechos sociales, entre otras, son cosas del pasado. Este marco, donde uno está en permanente competencia y amenaza con el otro: es el reino de las desconfianzas, es el fin de los tejidos sociales, de las relaciones de colaboración y de la solidaridad.
Si no podemos protegernos por nosotros mismos, es necesario que alguien nos salve, volvemos así a las formas más primitivas de la política y del poder: el mesianismo y el autoritarismo.
Frente al miedo, a las amenazas extrañas, desconocidas, bienvenidos sean los ejércitos con sus tanques, los policías con sus perros, las cárceles y los manicomios.
LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN Y EL MIEDO
"¿Teme usted un nuevo atentado de Al Qaeda en España?", pregunta Antena 3 a sus televidentes, a media mañana. Por poco más de un euro los españoles pueden decir si temen o no, fíjense que interesante. Una siniestra invitación a sentir y compartir el miedo.
"La respuesta es mayoritariamente afirmativa. Hay temor en el ambiente", dice la gayega que conduce. Un 92% teme un nuevo atentado, un 8% no.
"Considerando la inseguridad, está a favor de la pena de muerte?" preguntaban en los programas de chimentos, recaudando porcentajes de 90 y pico % a favor.
Me gustaría tener las herramientas de las que dispone Michael Moore para contablizar en los últimos meses la cantidad de veces que TN (por tomar un ejemplo) dijo "ola de inseguridad".
Machacar diariamente sobre la inseguridad prepara y facilita el terreno para el gatillo fácil y la justicia por mano propia, sazonada con imágenes de cadáveres y con reportajes morbosos a las victimas en estado de shock. (si… shock! como la diva gorda y asustada)
Así se instala un clima de terror generalizado, incluso en sectores no afectados por el problema.
El Jujuy hay gente espantada por “la inseguridad” –drama casi inexistente en esa tranquila provincia-, reproduciendo la paranoia transmitida por los medios de Buenos Aires.
El Jujuy hay gente espantada por “la inseguridad” –drama casi inexistente en esa tranquila provincia-, reproduciendo la paranoia transmitida por los medios de Buenos Aires.
Y las empresas de Seguridad privada hacen el gran negocio. Están por todas partes. Las alarmas, las cámaras, los vigilantes, en la casa del vecino, en el banco, en el trabajo, en los negocios... Las medidas de seguridad han proliferado en los últimos años impulsadas por el fantasma que corre como la pólvora: el miedo.
La legitimación social de la justicia por mano propia es una consecuencia. Noticieros sensacionalistas muestran a vecinos indignados incendiando casas o intentando linchar a algún presunto criminal.
Esta insistencia autoritaria impuso clichés: “la inseguridad es el principal problema del país”, “las leyes son blandas”, “los delincuentes entran por una puerta y salen por la otra”, “los derechos humanos defienden a los delincuentes”, "esas estupideces de los derechos humanos".
En conversaciones privadas (no queda bien decirlo en los medios) se agrega: “hay que matarlos a todos”, se refieren obvio a los negros, los villeros, es decir: los pobres, cuya sola cercanía aumenta en la clase media la “sensación de inseguridad”. De ahí a pedir la pena de muerte, hay un pasito.
Dice Noam Chomsky que el poder recurre al miedo.
"El recurso del miedo, empleado por los sistemas de poder para disciplinar a sus poblaciones ha dejado un horrible rastro de sangre derramada y dolor que, a nuestra costa, ignoramos. La historia reciente ofrece muchos ejemplos estremecedores."
Y analiza que los crímenes más salvajes se cometieron donde la civilización occidental alcanzó su mayor esplendor.
Alemania era el centro rector de las ciencias, las artes y la literatura, y otros logros memorables y fue arrastrada en pocos años a un nivel de barbarie sin comparación. Lo más notable es que esto ocurrió con el apoyo de los sectores de la población más educados y civilizados.
Con una hábil manipulación del miedo, la “gente común” fue arrastrada al miedo de una conspiración mundial judío-bolchevique que pondría en riesgo la mismísima supervivencia del pueblo alemán. Eran necesarias medidas extremas, en "defensa propia". Holocausto.
Hiroshima y Nagasaki. La mayoría hubiera preferido que el gran final fuera un tercer ataque nuclear sobre Tokio, pero los hizo desistir el hecho de que Tokio era un "blanco pobre", que ya había ardido con la tormenta de fuego que se ejecutó cuidadosamente antes y dejó unos 100.000 cadáveres calcinados, constituyendo uno de los peores crímenes de la historia.
Los que habitan en un montón de hormigueros de bambú no tienen derecho a sentir emociones como el miedo. Tales sentimientos y preocupaciones son privilegios de los "ricos que viven en paz en sus moradas", decía Churchill, las "naciones satisfechas, que no deseaban nada más para ellas que lo que ya tenían", y por eso, se les “debía confiar el gobierno del mundo" para que haya paz; un cierto tipo de paz, en la que los ricos se verían libres del miedo.
Y ni hablemos de cómo les metieron miedo a los yankis después del 11 de septiembre.
Dice Eduardo Galeano que el gran negocio del crimen y el miedo, sacrifica la justicia
"En un mundo que prefiere la seguridad a la justicia, hay cada vez más gente que aplaude el sacrificio de la justicia en los altares de la seguridad. En las calles de las ciudades se celebran las ceremonias. Cada vez que un delincuente cae acribillado, la sociedad siente alivio ante la enfermedad que la acosa. La muerte de cada malviviente surte efectos farmacéuticos sobre los bienvivientes. La palabra farmacia viene de pharmakos, que era el nombre que daban los griegos a las víctimas humanas de los sacrificios ofrendados a los dioses en tiempos de crisis."
Leete esto que escribió Verbitzky en el página del domingo, como quien redondea el tema…
Entró al banco solo, con un revólver de caño corto. Reclamaba el pago de un subsidio de 5000 pesos por el impacto de la emergencia agropecuaria en el campo que explota. Sólo se apaciguó cuando las autoridades del Nuevo Banco de Santa Fe se allanaron al pago que exigía. De allí no marchó a su campo sino a la Unidad Regional XIX, donde quedó detenido.
En su camioneta llevaba también una Magnum 357 y panfletos titulados “Queremos a los militares”. Su texto exhortaba: “Dejemos de jugar a la democracia, servicio militar obligatorio, mano dura para los delincuentes, droga y alcohol”.
El productor agropecuario Carlos Azzaro es suboficial retirado de la policía bonaerense.
En 1976 participó en el homicidio de Omar Darío Amestoy, María del Carmen Fettolini, sus hijitos de cuatro y dos años, y de Ana María Granada, en un enfrentamiento simulado en una casa de San Nicolás.
El defensor de Azzaro, Héctor H. Hernández sostuvo que la responsabilidad por la muerte de los chicos fue de sus padres porque no se rindieron ante la intimación policial.
Azzaro reconoció en una carta al ex ministro de Seguridad Carlos Arslanian que fue el autor material del fusilamiento de Ana María Granada, pero el juez federal Carlos Villafuerte Ruzzo lo excluyó de la elevación a juicio.
A fines de 2008, Azzaro se encadenó frente a los tribunales de San Nicolás para protestar que no se respetaban sus derechos humanos: un juez de garantías lo excluyó del hogar por golpear y amenazar con un arma a su mujer.
En un artículo publicado en la Revista El Derecho, su defensor Hernández atribuyó a jueces, fiscales y funcionarios “manodurismo” y “tolerancia cero” contra los policías “en nombre de supuestos derechos humanos falsos de los delincuentes”.
En su perturbación mental, Azzaro logró una síntesis suprema de las pulsiones que hoy agitan a las distintas fracciones de la derecha: los embates del bloque agrario, la reivindicación de los crímenes de la dictadura, el desdén por la democracia y los procedimientos legales, en aras de la seguridad, que no se respeta en casa.
O sea.
Escuchen y vean esto... (acabo de encontrarlo y me dió espanto)
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