CARRIÓ, CHIROLITA DEL ODIO

 Es realmente llamativo el odio que esputa Carrió en cada una de sus presentaciones televisivas. Claro que cuenta con el interés carroñero del periodista que la entrevista (cualquiera de ellos), que estimula a que la gorda lance el veneno.

En un juego verdaderamente perverso, a Magnetto le encantaría decir esas cosas, pero no puede porque cultiva el bajo perfil.

Y a los periodistas carroñeros, les encantaría decir esas cosas, pero no pueden porque es periodística y políticamente incorrecto, así que se las hacen decir a Carrió.

Y Carrió acepta gustosa decirlas, como buena vocera del odio.

Que Cristina la engañó con su llanto, que a lo mejor no lloró tanto… que se saque el vestido negro, que 6 meses de luto es teatro.

Carrió preside el Instituto Hannah Arendt, que fue una filósofa política alemana de origen judío, que murió en 1975 cuya obra más conocida y discutida es “Eichmann en Jerusalén - Un informe sobre la banalidad del mal” publicado en 1963, que surgió de su asistencia como periodista al juicio contra Adolf Eichmann.

Arendt considera que la maldad es un fenómeno de falta de juicio. Y que la banalidad del mal radica en la voluntad de la personalidad narcisista que solamente percibe de la realidad, la parte  que le interesa...

Y Carrió ES MALA. Tiene esa maldad trivial de las viejas avinagradas que hablan con la boca de costado, con malevolencia.

Y segrega una malicia banal… lo que le interesa a Carrió es hablar de Cristina para criticarle la ropa, el protagonismo o el éxito. Fijate que hasta le envidia la viudez. Se le escapó que hubiera preferido enviudar antes que separarse. Y la periodista que la entrevistaba no pudo reprimir la risa.

Se ríen con malignidad del daño que provoca Carrió.

Y obviamente, no analizan para nada que lastiman y molestan a mucha gente… No a Cristina, que debe estar curtida y que ignora todas estas bajezas. Molesta a los hijos, a los amigos, a nosotros… ofenden a los que apoyamos este gobierno y que, lamentablemente para Carrió y sus interlocutores, somos mayoría.

La gorda, bola de caca, que no frecuenta ni vislumbra la felicidad, es feliz con el dolor ajeno.

Dice Arendt: “Se trata de la persona que se especializa y que vive entonces una suerte de esquizofrenia social por la que es capaz casi simultáneamente de adorar y querer a un niño al mismo tiempo que manda a miles de ellos a ser gaseados.”

No es  mi intención comparar a Elisa Carrió con Eichmann. 

Pero me parece  que la esquizofrenia social de Carrió,  la hace hablar de republicanismo mientras desprecia al gobierno y al pueblo que lo votó, el gobierno que ha hecho por la igualdad ante la ley, lo que ningún otro que yo recuerde. El gobierno que más ha hecho por proteger los derechos fundamentales y las libertades civiles de los ciudadanos.

 La esquizofrenia social de Carrió,  la hace hablar de diálogo mientras sale por la tele diciendo que le tiene ASCO a “los Quirner” y que  “la gente” los quiere matar (debe ser que frecuenta la misma gente que  Mirta Legrand y le dicen que Néstor no estaba en el cajón)

La esquizofrénica social llamada Carrió, dice que los miles de personas que fueron al velatorio de Néstor, fueron arreados por Fuerza Bruta. Y después espera que ese pueblo la vote.

El contrato moral de Carrió, terminó siendo firmado con lo más inmoral del país, Biolcatti, los multimillonarios agrarios y la Sociedad Rural, con Magnetto y Ernestina. Ahora con Llambías, que admira a Martinez de Hoz y se asusta de que quieran transformar la bandera en “un sucio trapo rojo”.

La prostituta del poder económico ahora tiene un ladero: De Narváez, que dijo sin ruborizarse: 

"Kirchner eligió morirse antes que perder otra elección"

Encima, el cabecita de fósforo piensa que él le propinó la paliza a Nestor, que lo llevó a la muerte, así que espera los agradecimientos.

Al rato ya estaba pidiendo disculpas, que nadie le aceptó, obviamente. Lean un cachito:

 De Narváez,  vas a tener que buscar un cirujano que te abra otro ojete, porque el que tenés  va a quedar como una flor después de octubre. Perdón, perdón. Pido disculpas! Fue una frase desafortunada, pero no tuve intención de ofender.

Aparentemente, hemos desarrollado anticuerpos sociales contra todos estos necios, que ahora están embarcados en disputarse el 15% del voto odio.

Así les va a ir.

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